EL
COMPLOT DE LAS BATAS BLANCAS, EL PELIGRO DE DECIR TODA LA VERDAD EN UNA
CONSULTA MÉDICA Y UN RECUERDO PERSONAL.
Edgardo
Malaspina
1
El
Complot de las Batas Blancas, también llamado el Complot de los Médicos, fue un
famoso caso inventado por Stalin para eliminar principalmente a destacados
personalidades de origen judío, en el marco de sus relaciones tensas con la
recientemente fundada nación de Israel.
Según
el dictador algunos médicos utilizaban tratamientos para asesinar a altos
dignatarios soviéticos y del partido comunista. Estos médicos supuestamente
acataban órdenes del imperialismo, y por eso fueron declarados traidores a la
patria. También se les sometió al escarnio público con la etiqueta de
“médicos asesinos”.
Pravda,
el órgano oficial del partido comunista, publicó un artículo en primera plana con
el título de “Verdaderos espías y
asesinos con máscaras de profesores-médicos”; y el periódico humorístico El Cocodrilo
mostro una caricatura de un médico “desenmascarado”, alzado por el cuello de su
bata por la mano todopoderosa del Estado vigilante y protector.
2
En
realidad era el principio de una operación de Stalin para liberarse de algunos
de sus compañeros de partido, tales como Mólotov, Mikoian, Voroshilov y
Kaganovich. El arresto de los “conspiradores”
se inició en enero de 1953. Los primeros
en ser encarcelados y torturados (varios murieron en los interrogatorios) fueron
los médicos del kremlin. Stalin murió el 5 de marzo de 1953 sin atención
médica, precisamente porque los mejores galenos estaban tras las rejas.
Inmediatamente luego de la muerte del dictador los galenos fueron liberados y
completamente rehabilitados.
3
Vladimir
Vinogradov (1882-1964) fue un destacado médico internista ruso, considerado uno
de los pioneros de la Cardiología, la Gastroenterología, y la Neumonología
soviéticas. Era profesor de varios institutos médicos y fundó el primer departamento
hospitalario en la URSS para el tratamiento de los infartados. Con tan buena
hoja curricular fue designado uno de los médicos privados de Stalin en 1940.
Como
Vinogradov era uno de los primeros en la práctica clínica y en la academia, fue
también fue uno de los primeros en ser acusados de conspirador.
4
En
1952 Stalin regresó de su dacha (casa de campo rusa) muy enfermo. Era
hipertenso, bebía y fumaba mucho. Llamó a Vinogradov para que lo examinara, y
el médico cometió el error de decirle toda la verdad, y además le recomendó dejar
el cigarrillo, abandonar el trago y guardar reposo. Stalin calló, pero pensó:
“¿Un reposo? En realidad, este traidor a la patria me quiere fuera del juego”. Lo primero que hizo el Koba (apodo de Stalin)
fue sacar a Vinogradov del Kremlin, y luego empezó a tramar su venganza, la
cual materializó con el asunto criminal contra los médicos.
5
Después de ser torturado, Vinogradov, que ya
tenía setenta años, reconoció que en sus consultas a los camaradas había
actuado con mala intención y que todo era parte de un complot mayor
internacional para asesinar a los altos jerarcas del gobierno soviético.
La
tortura, además de los golpes, consistía en mantenerlo esposado con las manos
hacia atrás en el día, y en la noche hacia delante; mientras permanecía desnudo
por largos periodos en una nevera.
¡Así
cualquiera confiesa lo que le pidan!
6
Uno
de mis profesores más emblemáticos y populares fue Vladimir Vinogradov hijo
(1920-1986), jefe de la Cátedra de Cirugía. Su forma de ser era una combinación
de contradicciones anímicas: soberbio y bondadoso, burlón y comprensivo, locuaz
y silencioso, etc.
7
Vinogradov
representaba más edad de la que cargaba sobre sus hombros: apenas tenía sesenta
años cuando fue nuestro profesor, pero parecía un anciano, aspecto que
acentuaba, aún más, una ligera joroba.
Tras su carácter huraño y reservado
estaba encerrada, probablemente, con todas las consecuencias y huellas morales
del caso, una parte de la historia de las represiones estalinistas. Porque las
sospechas y retaliaciones contra una persona eran extensivas hasta los
familiares de los indiciados. Así que nuestro Maestro Vinogradov también
recibió algunas gotas de la bilis que le dieron al padre. De allí le venía lo
amargo de su talante.
8
En
las clases magistrales Vinogradov criticaba duramente algún tratamiento
quirúrgico descrito en los manuales
y proponía su propio método, como
el que inventó para tratar la pancreatitis aguda. A Andrés Vasilevski, su colaborador, pero al que trataba más bien
como a un paje, le hacía observaciones en alta voz (por no decir con gritos) y
lo llamaba “Andriusha” (Andresito). Este diminutivo, en ocasiones sonaba
despectivamente; y en otras, con cariño.
9
Luego
de una intervención quirúrgica, Vinogradov se retiraba a un rincón del pasillo
y fumaba. Se iba al cafetín y se sentaba. Pedía una taza de café negro, sobre
la cual vertía licor de una botellita
que cargaba siempre en un bolsillo de la bata. Nos miraba, esbozaba una sonrisa
y en tono irónico decía: un “profiesor” tiene derecho a beber café con coñac.
10
Enfermó
de cirrosis hepática con todas sus
etapas, incluyendo la hemorrágica; y
llegó a vivir en una sala del hospital de manera permanente. Era al mismo
tiempo médico y paciente. Pero luego, con el avance de las complicaciones,
abandonó sus quehaceres hipocráticos y docentes para convertirse solamente en
un enfermo terminal.
11
Me
correspondió rendir el examen estatal de Cirugía, precisamente, a Vinogradov.
Luego de la evaluación práctica señaló los retratos de los pioneros de la
cirugía rusa. Por mis ojos desfilaron Pirogov, Sklifosovski, Vishnevski,
Spasokukoshki, Burdenko y otros. Luego vino una especie de debate en el que
claramente yo llevaba la peor parte. Al final dijo que cuando nos graduamos de
médicos, tenemos muchos conocimientos pero poca práctica. “Vendrá la
experiencia y todo se emparejará”. Al despedirme me sugirió que viajara hasta
la última morada de Pirogov en Ucrania. Este
mandato lo cumplí cuando visité el museo del padre de la cirugía rusa en Vinnitsa y pude ver su cuerpo embalsamado.
12
Vladimir
Vinogradov hijo es considerado en la
actualidad uno de los baluartes más
talentosos y brillantes en la historia de la cirugía rusa. En su memoria
se realizan todos los años en Moscú unas jornadas quirúrgicas que llevan su
nombre.
13
Yo
recuerdo a Vinogradov con un sentimiento ambiguo que se mueve entre la
admiración y la tristeza.
IMÁGENES
1. El
famoso artículo de Pravda junto a la caricatura de El Cocodrilo.
2. Vladimir
Vinogradov padre.
3. Nuestro
profesor Vladimir Vinogradov hijo (a la izquierda) en plena intervención
quirúrgica.
4. Una
clase con “Andriusha”, el ayudante de Vinogradov.
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