ÁREA DE CIENCIAS DE LA SALUD. MORROS DE SAN JUAN

ÁREA DE CIENCIAS DE LA SALUD. MORROS DE SAN JUAN

X PROMOCIÓN DE MÉDICOS CIRUJANOS.

X PROMOCIÓN DE MÉDICOS CIRUJANOS.
UNERG.2010

PADRINO DE LA PRIMERA PROMOCIÓN. MISIÓN SUCRE.

PADRINO DE LA PRIMERA PROMOCIÓN. MISIÓN SUCRE.
ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD.

I PROMOCIÓN DE DERMATÓLOGOS.UNERG.2001

I PROMOCIÓN DE DERMATÓLOGOS.UNERG.2001
DERMATÓLOGOS.2001

PLACA DE RECONOCIMIENTO

PLACA DE RECONOCIMIENTO
X PROMOCIÓN DE MÉDICOS.UNERG.2010

AFICHE.X PROMOCIÓN DE MÉDICOS.UNERG.2010

AFICHE.X PROMOCIÓN DE MÉDICOS.UNERG.2010

domingo, 30 de mayo de 2010

POEMAS DE MARÍA GABRIELA, ESTUDIANTE DE 2DO AÑO DE MEDICINA

Estoy riéndome en el país de las tristezas,
Estoy durmiendo en el planeta donde nadie puede dormir,
Estoy refrescándome en la base de un volcán,
Estoy manteniendo el equilibrio en medio del terremoto,
Estoy alcanzando la paz en medio del caos.

Fácil de contar difícil de creer
Fácil de explicar difícil de entender
Fácil de pensar difícil de hacer.
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Mandíbulas de tigre
Que simulaban mariposas
Leviatán con toda su furia
Que estrangulaba venados a la perfección

Galería de burbujas
Que en fondo siempre fue agua oscura
Cegada por la belleza sin camino

De pronto como el rio viniendo
Negra la herida echa de la traición
En esa maldición irreversible
Me pateo el rostro
Y estrellas del remanso me constelan

Recordándome un salmo
Me asestan el último rencor
Y cercan mi piedad de mujer poseída por el resplandor
Se me quiebra el adentro y mi esplendor
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La sed invadía mi boca
Y la agonía un día mas…
De palabras como hojillas
Rompiendo mi garganta,
Susurrando mis oídos,
Alimentando la ficción y la realidad
Partiendo más a esta alma de vidrios rotos
Ganosa de tu presencia
Pero cansada de idolatrar a este maestro lesivo
Un cobarde que vive de amenazas y chantajes

¿Cómo repugnar a quien hizo que tu corazón latiera?
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“El descubrir penetra las barreras y transciende del asombro a la locura”
“Lo bello es jerarquía del pecado”

Sonoro el origen del deseo
Contemplando la suave luz
Que iluminaba tu cuerpo

Entre el medio de miedos y felicidad
Allí me encontraba
Auroras plateadas estremecían nuestras almas

Pero cae la arboleada
Se agita el hechizo
Se reintegra a su origen
La niebla y deseos nunca dichos

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Tu, huésped de la alta noche
Hablándote del mismo viaje
y del mismo camino que baña en tus orillas
y tu, sin palparlo
Rompiendo las preguntas que alejan la cercanía

A ti te abrí los brazos
Entregando
el camino que se consume en tu oscuridad,
con clavos y tempestades
que atraviesan las memorias de la piel
y túnicas sagradas
la que izan el éxtasis.

Con miedo de cortar la amarras
Queriendo redimir las demencias por la intensidad,
Quebrando aun más la melancolía
Y aumentado el vivir en el dolor
Y la espera
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Llevo a cuestas el primer naufragio,
Movimiento muriente que no sangra,
Con proa y plumajes destrozados,
Sin esa interrupción del todo inacabado;
Obsesión al deseo que llama otra vez a ser desgarradura:
Soportando el asedio de donde emerge la palabra el escogido

Asombro y despedida
En este amor en fronteras,
Al que estrene mis ojos frente al rio.

Que aventuras nos adrenten a otros laberintos
Que ocultan al terrible acechante que prolonga la niebla
Como si el rio estuviese boca abajo
Diluyendo lo infinito
Con el perenne ostracismo de la noche
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Extraña frontera del deleite:
Remontando soledades
con que atesoras tus miedos
y resurrecciones.
Descifrar esta cruz de malabares indescifrable
Que transciende:
Del misterio
Al arrepentimiento
Y a la melancolía

La lujuria hace el bálsamo
Y penetra las aguas chapoteando
Que irriga, estremece, y sacia
Momentáneamente invulnerable
Ante cualquier penumbra
Criatura que ahonda y navega
Quebrando el paralelo de la melancolía
Que solo nació…
De tu naufragio absoluto
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Cuando llega el sueño
Fuerte, poderoso y desafiante
Que viene a llevarme a mi propio silencio
Hay un gran viento que derriba mi ensueño
Recordándome:
Impalpables caricias de noches oscuras
Donde tus manos a mi cuerpo asechan que tiembla
Y estremece de sed.

Nos recorremos labio a labio
Y el sabor de tu amor me da la vida que me falta
Y toda la sed termina en nuestro abrazo infinito
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Quiero que digas que me amas
Y amas lo que soy:
Seca y la vez tan húmeda
Como susurros que tocan mis oídos deseosos
Tus brazos recorren mi cuerpo
Donde el verano se une con las tormentas del invierno
Temblorosa entre sabanas aun húmedas
Ahora que los pájaros han despertado y cantan, no quiero despertar
Los claros invaden nuestros cuerpos
Descubriendo, recordando cada día como si fuera el primero
Entre tormentas y tempestades
Seguimos en el centro de este huracán que no termina…
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Aciertos que años atrás hubiesen sido inverosímiles
ahora son matices que no pintan
Y pensar que eternamente seguiría durmiendo esta siesta
en la que no existe un descanso, donde el amor y el martirio son almas gemelas.

¿Recuerdas amor mío nuestras primeras travesías?
Caminando en un amor convertido en un campo de batalla
una lucha en donde ninguno será vencedor
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“Eres lo que dice un inmaduro voluntario
Pretendes poner los cimientos cuando todavía
No has limpiado los escombros”
(Mario Benedetti)
Diría que no aguanto
Diría hasta luego
Pero el tenia mi ímpetu y mi brío
Mi mayor satisfacción era sentirme pequeña entre sus brazos
Sin importar las consecuencias
Busque, subí escaleras, me llevaron las aguas y el viento
En ese territorio de tu cuerpo, tu alma y tu mente
Caminando,
Luchando,
Llorando,
y amando
Estaré toda la vida
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Ya no aguanto
Hasta luego
Salgo a la calle como un exiliado del destino
Cerrado en mi propio egoísmo
Y aun sin haber aprendido…
Que este amor atrapa como una serpiente:
cuando creo que puedo salir
Me aprisiona más fuerte condenándome
a vivir en este barco a punto de naufragar
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Sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra
Quiénes fuimos? Qué importa

solo importa el amor
este sentimiento que salió de mi vida
y que en ti no encontraba territorio
como el explorador perdido

Amor! por ti regreso
a luchar con mas fuerza
" Los frutos del amor y la vida nacerán de mis manos.

LAS BOTICAS DE GUÁRICO Y LA FACULTAD MÉDICA DE CARACAS


La Facultad Médica de Caracas y las boticas del Guárico


Por: Edgardo Malaspina

La Facultad Médica de Caracas reglamentaba lo relacionado con las boticas y las droguerías, por cuanto era de su competencia ese ramo junto a las de medicina y cirugía. Los farmacéuticos estaban obligados a participar a la Facultad de sus labores.


Debían vender sus medicamentos desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche; pero los profesores tenían derecho a realizar sus compras a cualquier hora de la noche. Se les prohibía a los boticarios despachar remedios si la receta no tenía la fecha, el nombre del paciente y del médico.


Las recetas debían ser almacenadas por el boticario. El idioma de la receta podía ser el latín o el español. El boticario debía vigilar su farmacia y no dejar solos a los mancebos que así llamaban a los vendedores. La Facultad se reservaba el derecho de inspeccionar la botica en cualquier momento.

En 1836 los boticarios se quejaban ante la Facultad porque en las pulperias y bodegas se vendían drogas a precios más bajos.

Como la Facultad Médica se encargaba de inspeccionar las boticas, todos los años eran designadas las comisiones para las mismas.

Esta comisión revisaba la botica y daba sus recomendaciones y hasta tenía la fuerza legal para cerrar el establecimiento si notaba violaciones en la Ley. Por ejemplo a un señor en 1828 se le conminó a apuntar las sustancias venenosas, la fecha y el nombre a quien se las vendía. En 1831 la Facultad revisó las bodegas y pulperías de Caracas en busca de medicamentos vendidos a precios más bajos que en las boticas.

En 1855 se nombran las comisiones para inspeccionar las boticas del país. Pedro María García es designado para revisar las farmacias de Calabozo. A Pedro María García lo vemos en 1831 ante los tribunales per ejercicio ilegal de la medicina. En 1835 nuevamente es acusado, luego no se le molesta más; y después de su comisión en Calabozo aparece en 1886 revisando las boticas de Caracas y en 1883 lo tenemos de Vicepresidente de la Facultad de Medicina.


La Facultad Médica otorgaba las licencias para instalar boticas y prohibía establecer las mismas en los lugares donde no había profesores de Farmacia. No obstante, los médicos podían encargarse de las boticas en ausencias de los especialistas correspondientes.



Hasta 1856 la Facultad Médica otorgó las siguientes licencias para el Guárico:
1- El 11 de septiembre de 1841, a Narciso Carrera, en Calabozo.
2- El 27 de mayo de 1848, a Ventura Hernández, en San Rafael de Orituco.
3- El 8 de junio de 1848, a Marcos Medina, en Calabozo.
4- El 16 de julio de 1951, a Saúl León, en el Guárico (no especifican el pueblo).
5- El 5 de junio de 1852, a Valentín Guillen, en Chaguaramal de Perales.

6- El 13 de julio de 1856, a Julián González, en Chaguaramas.

miércoles, 19 de mayo de 2010

ASISTENCIA MÉDICA EN GUÀRICO EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA


Asistencia médica en el Guárico durante la Guerra de Independencia


Por: Edgardo Malaspina


La asistencia médica durante la guerra de Independencia era precaria y en la provincia era practicamente inexistente. La suposición es lógica teniendo en cuenta que hasta el comienzo de la era republicana la Escuela Médica de Caracas, fundada por Lorenzo Campins y Ballester, sólo había formado 32 doctores.Al proclamarse la República en 1810 había 21 alumnos estudiando Medicina y abandonaron la carrera para alistarse en el ejército.Los pueblos del Guárico son mencionados en muchos pasajes de la guerra. El llano fue escenario de importantes combates, cuyos desenlaces y consecuencias nos dan idea del aspecto médico – asistencial de aquellos dramáticos momentos. La Gaceta de Caracas habla por sí sola del tema.La guerra a muerte establecida en el país no permitía la asistencia de los heridos en los combates. Un manifiesto de la Gaceta de Caracas del 26 de agosto de 1813 explica la situación reinante: “Las naciones todas que contemplan nuestro actual estado, y que desean con curiosidad tener conocimientos de los movimientos intestinos de la América, nada supieron de cierto de lo acaecido en las provincias de Venezuela durante su captividad. ¿Cómo podían presentar a la luz del mundo los monstruos que la dominaban en sus papeles públicos los sucesos sanguinarios y horrorosos con que hacían cubrir de luto a tantas familias desgraciadas. Después de los asesinatos de San Juan de los Morros en que la sangre fría pasó a cuchillo el barbaro Antoñanza trescientos americanos, cuyos esqueletos se conservaban aún a la entrada de nuestras tropas victoriosas colgados y maniatados de los árboles...?”A propósito de lo anterior y leyendo las anotaciones del cronista Enrique Olivo, cabe preguntarse si Eusebio Antoñanzas hizo prácticas de vivisección con sus víctimas en San Juan de los Morros. Leamos el párrafo: “El jefe realista Antoñanzas hizo 300 prisioneros americanos en San Juan de los Morros, y a todos ahorcó en los árboles y las cercas, y para satisfacer su instinto sanguinario contemplando los terribles efectos de sus sufrimientos; y para conocer intimamente el interior del cuerpo humano, vivas sus víctimas, mando a sus soldados que las atormentaran de todos los modos posibles y a su antojo, con puñales, etc, que los despedazaran de diversas maneras. (Enrique Olivo, Calendario de Fechas y Sucesos de San Juan de los Morros. 1980)Los patriotas no se quedan atrás: “Las armas de la República han triunfado en Calabozo de una manera capaz de desalentar al más obstinado enemigo. Ochocientos ocho cadáveres tendidos sobre el campo de batalla, que escrupulosamente se han contado, serán siempre un testimonio de nuestros bravos republicanos y del castigo que se ha impuesto a los enemigos de la patria”.Más adelante el Boletín del Ejército Libertador, Nº 29 informa: “El día trece del corriente, habiendo salido nuestro destacamento de Calabozo con el objeto de atacar al español Boves, que había reunido gran número de ladrones después de su derrota en el Mosquitero, pasó el río Guárico en San Marcos, distante una legua de Calabozo: pero habiendo encontrado al enemigo en emboscada, y muy superior al Cuerpo del Llano, replegaron nuestras tropas por el camino, que dirige a Calabozo. La caballería de las facciones comenzó al principio sin suceso sobre los nuestros, y aunque al fín obtuvo ventaja, la debió solamente al número de los suyos y naturaleza del terreno, más después de haber cubierto el campo de sus cadáveres. La acción fue parcial, pero sangrienta...”Por ningún lado se habla de heridos y de la asistencia de los mismos.En las “Reflexiones de un aventurero que se halló en la toma de Ocumare”, nuevamente se habla de la masacre de San Juan de los Morros: “Antoñanzas inmoló 400 víctimas en San Juan de los Morros. Los postes conservaban los brazos insepultos de aquellos infelices...”Para 1815 es evidente la existencia de un sistema de protección para los soldados y sus familiares. Así se desprende de una lista de beneficiados: “José Ignacio Alcaza, alferes de idem, grado de teniente. Ramos Vives, alferes provisional de Calabozo, grado de reglados, y quedar en su compañía... Agustín Tablante, teniente provisional de la de San Francisco de Tiznados, murió con seis heridas, la pensión de los decretos para su viuda”.Manuel García de Luna, Capitán interino de Venezuela, informa sobre los últimos sucesos en el Guárico, especificamente cerca de Butaque, en los alrededores de Santa Rita: “Mandó inmediatamente a Pallot que cargase con los husares. Su órden fue ejecutada: fueron degollados cuantos se encontraban en el paso, y todos nos encontramos sobre una multitud desordenada y sorprendida que, en medio de su espanto, aun quiso defenderse. Las continuas aclamaciones de nuestros soldados: el ruido de nuestra fusilería que disparaban al montón desordenado: Los lamentos de los heridos y moribundos: el sordo ruido de las cuchilladas: la obscuridad de la noche; todo, todo presentaba un cuadro espantoso y pocas veces visto”.Por ningún lado se habla de la existencia de médicos para socorrer a los heridos.Nuevamente el realista Manuel García de Luna informa sobre sus actividades desde la comandancia de los llanos. Habla de heridos y de la falta de medicinas en el lado de los patriotas. Dice que se replegaron cuando marchaban hacia Cabruta. Se burla de Zaraza al recordarle la derrota de Butaque. Comenta los sitios del Chivato y San Fernando de Cachicamo. Luego remata: “El teniente de Chaguaramal, Hilario Torralva me da parte que el 12 del corriente atacó en las inmediaciones de Oroto el bandido Julian Infantes, que fue gravemente herido, dejando en el campo 8 muertos...”No sabemos como fue herido Julian Infantes, ni cómo fue tratado ni por quién.Manuel García de Luna prosigue “Desde el 21 de marzo hasta el día de la fecha han perdido los malvados algunos centenares de muertos y otros tantos heridos que han perecido en gran número por falta de medicinas y asistencia”.Como advertimos, la situación de los patriotas desde el punto de vista de la asistencia médica en los destacamentos de la provincia era critica.Desde tiempos inmemoriales la población se ha considerado un importante parámetro para entender muchos fenómenos biosociales. La demografía es una ciencia muy ligada a la medicina. En ese sentido es curiosa una publicación de la Gaceta de Caracas realizada en 1817 y en la que los realistas pretenden culpar a los patriotas del decrecimiento de la población y sus consecuencias nefastas para el desarrollo del país. Específicamente nos referimos a los pueblos del Guárico mencionados en el informe. Un primer reporte compara las poblaciones de 1809 y 1810 y anota el exceso o aumento de poblaciones. Es claro que se quiere demostrar el beneficio de la paz. Veamos:Estado de poblaciones de los años 1809 y 1810Pueblos18091810ExcesoCalabozo3.6903.78898El Calvario1.4141.45339El Guárico1.9592.163204El Rastro1.3511.39645Guardatinajas2.144114San José de Tiznados2.1802.26282Luego se habla del estado de población en 1816 y del deficit a aumento en los pueblos con respecto a 1829.Pueblos1816DéficitExcesoCalabozo1.8691.919El Calvario618835El Guárico2.24875El Rastro812578Guardatinajas209San José de Tiznados2.105157El Dr. José Domingo Díaz, médico realista, hace el análisis: explica porque en algunas regiones hay deficit y en otras hay aumento de la población; pero en líneas generales constata que la guerra ha influido en el deficit de la misma y culpa a los patriotas del problema que se presenta ante el país. Recuerda que existían en el país 38 médicos cirujanos y para el momento de su informe sólo quedan 12. Luego remata “por qué; ¿quién podrá ver y recordar el número espantoso de víctimas sacrificados a vuestros proyectos, y el número igualmente prodigioso de los que arrancó a la muerte por medio de la vacuna un gobierno benéfico, que prodigó sus más enormes (esfuerzos) por poneros en posesión de este bien? Ingratos: Confundíos. 131.000 personas se han libertado del pestilente contagio de la viruela por la generosidad de nuestro padre común; mientras que vosotros apellidándole tirano habeis destruido con la espada, con el hambre y con todas las armas de la rebelión esta obra de su paternal beneficiencia. Temblad.” (23)En 1817, en Calabozo, Lino Genaro de la Rocque está herido; pero no sabemos que tratamiento se le aplica ni quien lo trata: “Mi situación no me permite un parte circunstanciado del resultado de la acción por hallarme gravemente herido.Miguel de la Torre informa desde El Calvario a Pablo Morillo de sus acciones a través de Santa Rita, Cabruta, Hato de Belén, Quegrada de Manapire y el Hato La Hogaza. Habla de heridos, contusos y quemados. Además se burla e inventa una nueva enfermedad en el bando patriota: la banderomanía: “La pérdida de los enemigos en esta acción consiste en 1200 muertos...”Sospechosamente no habla de heridos. Luego continúa: “La nuestra ha consistido en 11 muertos, 82 heridos y 16 contusos. Entre los heridos me cuento yo atravesado un muslo de una bala de fusil al dar la carga en la infantería”. Luego nombra a otros heridos y precisa que los contusos son por bala de cañón. Más tarde habla de los daños de un incendio: “En razón de haberse incendiado la sabana donde se dio la acción, sin duda con los tacos de la artillería y fusilería, no pudieron librarse muchos de los heridos, pereciendo bastantes, y algunos de los nuestros que fue imposble salvar de las llamas. Esto mismo ocasionó que se desfigurasen los cadáveres...”Al final Miguel de la Torre cierra con la burla “El número prodigioso de banderas con que marchan estos republicanos parece que indica una nueva enfermedad propia de esta república, caracterizable con el nombre de Banderomanía”En 1818 los realistas afirman que en Ortíz y Parapara los habitantes andan en las inmediaciones por los montes, huyendo de las vejaciones. También afirman que los vecinos de esos lugares han recogido y auxiliado a varios soldados.En 1818 Pablo Morillo habla del sitio de La Puerta y notifica que los Generales Urdaneta y Valdez van heridos hacia San Juan de los Morros.Los realistas informan en la Gaceta de Caracas Nº 184 que “tenemos noticias del Cuartel General hasta el 19 S.E. el General en jefe tiene sus heridas enteramente cicatrizadas, y puede llamarse sano: queda aun un poco de debilidad en sus fuerzas que se restauran sensiblemente en virtud de su sana constitución. El bizarro Comandante del batallón de pardos de Valencia, teniente coronel José Pereira gravemente herido en la jornada de Ortíz de una bala que le atravesó el cuello y un hombro, está ya también restablecido que pasea libremente por las calles de aquella ciudad. (28). No Sabemos donde fue tratado el Coronel Pereira; porque en 1813 no existían en esa ciudad instituciones hospitalarias, lo que comprobamos con el siguiente párrafo: “No hay cárceles ni casas de correción, sino una de dos mujeres blancas nombradas Antonia y Francisca Cosén, que se dedica a enseñar niños, cuyo número por lo regular alcanza a 12 o 15, que viven en sus respectivas casas y a sus horas van a la escuela. No hay hospitales...” (29)Los realistas publican la correspondencia tomada a los patriotas. Especificamente publican una carta que Bolívar envía a Cedeño el 5 de mayo de 1818.Allí Bolívar habla de un caballo que se perdió en San José de Tiznados y pide que lo envíen a Calabozo porque tiene noticias de que ha sido encontrado. También pide que se le devuelva su caballo amarillo, herido en la acción y que debe estar casi bueno. Bolívar sugiere a Zaraza hostigar al enemigo en Orituco y buscar gente más allá de El Calvario, hacia Santa Rita y Cabruta. Luego habla de su salud: “Mis carbuncos van mejor, uno de ellos se ha reventado y pronto podré montar a caballo, aunque me ha dejado una llaga que no dudo podrá curarse en tres ni cuatro días. Sin embargo, estoy pronto a marchar aunque sea en hamaca si hay la menor novedad.En 1819 el Brigadier Pascual Real escribe a Garrido para que se traslade a Calabozo “por ser más cerca y es regular que haya algunos soldados ya buenos de los que han ido enfermos de aquí, los que reconocerá usted”.En el manifiesto de las provincias de Venezuela a todos las naciones, los españoles hablan del sitio de Calabozo: “Simón Bolívar había reunido en Guayana cuanto había estado a su alcance...El se presentó sobre la Villa de Calabozo cuando S.E, el general en jefe acababa de llegar allá y cuando solo se encontraban allí tres cuerpos de infantería del ejercito con una fuerza de 2000 hombres. Estos fueron los momentos en que S.E y el ejército dieron a conocer a los pueblos su fortuna en valor, su paciencia, carácter y constancia.Las tropas reales evacuaron aquella Villa trayendo consigo sus hospitales, sus almacenes”.Los realistas contaban con sus recursos para los primeros auxilios médicos.En 1820 Eugenio de Avana, capitan General de las provincias de Venezuela, informa que Zaraza se encuentra muy enfermo en San Fernando de Cachicamo escoltado de solo 20 hombres.Nuevamente nos preguntamos quién y cómo atiende a este herido.La Gaceta informa de las acciones cerca del hato El Socorro en 1820: donde se encontraban Zaraza e Infante los cuales escapan “dejando en el campo 20 muertos y llevando gran número de heridos, como se conocía por los rastros de sangre que se observaban en la sabana”.En 1821 la Sala de la Suprema Corte de Justicia notifica sobre el proceso contra el coronel Antonio Ramos, quien fue capturado en una casa cerca de San Juan de los Morros donde se estaba curando.En líneas generales en tiempos de las luchas independentistas, en el Guárico se observan las mismas características de la asistencia médico – sanitaria de todo el territorio nacional, inexistente del lado patriota en los primeros años de la Guerra. Muy por el contrario el bando de los realistas estaba mejor organizado en ese aspecto desde un principio.Algunos Médicos presentes en acciones bélicas en el Guárico.Pedro Nolasco CariasFue un cirujano – romancista del Hospital Militar de Angostura. Trabajó en 1814 con los doctores Burton y Murphy en los ejércitos patriotas. Desempeñó sus labores también en Calabozo, ciudad a la cual llegó en 1813 proveniente de Maturín.Agustín OtaolaPracticante de cirugía, en la Tropa Oriental con el General Santiago Mariño. Fue herido en la primera Batalla de La Puerta.Juan Antonio CastellanosTrabajó en Calabozo como cirujano de la Columna del alto Llano. Se le otorgó su cargo en propiedad en 1822. Desempeñó también labores de boticario.Doctor Pedro BarcenasEn 1813 fue portaestandarte de caballería a los 19 años de edad. Hijo de Juan Domingo de la Barcena y Doña Candelaria Bando. Fue herido de un balazo en el pie derecho en la segunda batalla de La Puerta.Estaba estudiando medicina desde 1814. Hizo pasantías en el Hospital de La Caridad. Entre 1814 y 1816 hace prácticas en el Hospital Militar. En 1820 recibió el título de Bachiller en Ciencias Médicas. En 1824 es Licenciado en Medicina y ese mismo año recibe su grado de Doctor en Medicina de la Universidad de Caracas. Fue pionero de la Deontología Médica en Venezuela y formó parte de la Directiva de la Facultad de Medicina en 1823. El 3 de septiembre de 1869 se le confirió el título de Procer de la Independencia. Murió en 1873.Cirujano José María PeinadoSe incorporó a la lucha independentista cuando sólo tenía 12 años, bajo el mando de José Félix Ribas. Nació en Caracas el 4 de marzo de 1799, hijo de Antonio José Peinado y Doña María Marcelina Romero. Tuvo una infancia pobre. Luego de marchar en la tropa por casi dos años, el 24 de marzo de 1813 está en Calabozo como segundo practicante de cirujano del ejercito. Fue practicante meritorio en el Hospital de San Lázaro y trabajó en el Hospital de la Tropa y en el de La Caridad desde 1804 hasta el 26 de noviembre de 1825.HalyMédico de la región británica, proveniente de Irlanda. Trabajó como cirujano con las fuerzas de Cedeño. Cayo prisionero y fue fusilado en Calabozo en 1818.

domingo, 2 de mayo de 2010

CARLOS DEL POZO Y LA VACUNA CONTRA LA VIRUELA







Carlos del Pozo vacuna contra la viruela en Calabozo y aplica el método de Jenner para curar otras enfermedades .
Por: Edgardo Malaspina

La viruela era endémica en China y en los países Orientales se le conocía. Los musulmanes la llevaron a España y de allí se extendió a toda Europa. Más de sesenta millones de personas murieron en el siglo XVIII por la enfermedad. Con el descubrimiento de América los indígenas fueron atacados por el terrible mal.


Eduardo Jenner (1749 – 1823) vivió en una época cuando en Inglaterra la viruela era un mal común. Se sabía que el ataque de la enfermedad daba inmunidad para toda la vida. Era práctica corriente inocular pus de un caso leve o contactar con enfermos para obtener la inmunidad. Pero existía el peligro de contraer la enfermedad con riesgo mortal. En 1740 una ley prohibió esa forma de prevenir la viruela. En el medio rural se sabía que la viruela de la vaca (cowpox) que se transmitía a los ordeñadores protegía contra la viruela humana. Jenner investigó el asunto por doce años, y comprobó lo que se sabía en el campo. En 1778 hizo una comunicación a Londres sin éxito. En 1796 Jenner inoculó a un niño con vacuna obtenida de una jóven que se había infectado de una vaca. Los resultados fueron positivos. En 1798 Jenner publicó sus resultados en un trabajo intitulado “Investigaciones sobre la causa y efectos de la Viruela Vacuna”. El método de Jenner se difundió y aplicó en todo el mundo existosamente.

En Venezuela la viruela atacó a los habitantes desde el inicio de la Conquista. En 1585 el Gobernador General de Venezuela, Juan Pimentel, escribe que de viruela ha muerto la tercera parte de los habitantes del país. José De Oviedo y Baños (1671 – 1738) describió detalladamente una epidemia de viruela traida por unos esclavos provenientes de Guinea.

En 1588 como consecuencia de una epidemia de viruela en Caracas murieron indios y españoles. Desapareció el 30% de la población.

En los siglos XVII y XVIII los barcos negreros difundían la enfermedad en el país. En 1776 el Intendente de la Real Hacienda decretó que un médico debía examinar a los esclavos antes de bajar del barco.

La enfermedad atacaba la provincia: En 1611 en Margarita, en 1612 en Mérida y Maracaibo, y en 1692 en la Victoria.

Luego de una epidemia en 1580 se construyó el Hospital de San Pablo para los enfermos con un cementerio adjunto. Se crearon “Degredas” o casas en los caminos hacia Caracas para evitar la llegada de personas enfermas.

En 1763 murieron mil personas con la enfermedad en Caracas. En 1766 las muertes llegaron a diez mil.

La variolización en Caracas empieza en 1766 y en 1769 el Dr. Juan Perdomo continua con las vacunaciones.

El 20 de marzo de 1804 llegó al país la “Expedición Real de la Vacuna” enviada por el Rey de España Carlos IV (1748 – 1819). El cirujano Francisco Xavier De Balmis (1753 – 1812) dirigía la expedición. Los vacunadores inmunizaron a su llegada a gran cantidad de gente y propusieron la creación de la Junta de Vacunación, la cual se hizo el 28 de abril de 1864, presidida por el Capitan General Miguel de Guevara y Vasconcelos y los doctores José Aranda, José Domingo Díaz, Vicente Salias y Santiago Limardo. La junta podía aceptar a otros miembros, civiles, religiosos y facultativos.

Se pensaba que la vacuna contra la viruela era efectiva contra otras enfermedades, por eso en el artículo 11 del acta del establecimiento de la Junta Central en Caracas, Balmis dice textualmente “Habiendo acreditado la experiencia constante de la virtud preservativa contra las viruelas sino que ha curado muchas enfermedades cutáneas que mejora y fortifica la constitución delicada de los vacunados y por último que se opone al desarrollo de los vicios escrupulosos y raquítico, corresponde en mi concepto que la junta haga sus ensayos en los enfermos afectados de elefancia y luego de San Anton que tanto abunda en este continente: y respecto a que las nuevas y posteriores observaciones hechas en Constantinopla han comprobado que este admirable fluido es también un preservativo contra la peste, debe esperarse pueda serlo igualmente del vómito prieto y fiebre amarilla, enfermedades pútridas malignas y pestilenciales que sólo se diferencian de la verdadera peste de Turquía en el mayor grado de malignicidad que esta goza sobre las otras; de que se deduce que tal vez se lograra un específico contra estas crueles enfermedades que causan tanto destrozo particularmente a los recién venidos de Europa”.

Para realizar estas investigaciones con la vacuna el Capitan General, Miguel de Guevara y Vasconcelos designó a Don Carlos del Pozo, el 9 de noviembre de 1805, “para que se encargue de efectuar experimetos con la vacuna en los leprosos, conduciendo lazarinas de este hospital o vacunándolos en algunos que por casualidad no hubiesesn sido aún recluídos en él, y para lo cual debía usar el fluido obtenido en las vacas como más poderoso, y cuyos más activos efectos se habían patentizado por el mismo, supuesto que el traído por la Real Expedición había dejado ineficaces algunas tentativas aunque no las bastantes para probar una evidencia”.

Don Carlos del Pozo Sucre nació en Caracas y vivía en Calabozo. Tenía fama por las investigaciones en electricidad. Alejandro de Humboldt en su libro “Viaje a las regiones Equinociales” relata su encuentro con del Pozo: “Encontramos en Calabozo, en el corazón de los llanos una máquina eléctrica de grandes discos, electróforos, baterías, electrómetros, un material casi tan completo como el que poseen muchos físicos en Europa. No habían sido comprados en los Estados Unidos todos estos objetos; era la obra de un hombre que nunca había visto instrumentos de la electricidad más que por la lectura del Tratado de Sigaud de La Fond y de las memorias de Franklin. El Sr. Carlos del Pozo, que así se llamaba aquel estimable e ingenioso sujeto, había comenzado a hacer máquinas eléctricas de cilindro empleando grandes frascos de vidrio a los cuales les había cortado el cuello. Yo llevaba electrómetros de paja, de bolilla, de sauco y de hojas de oro laminado, asimismo una botellita de Leyden que podía cargarse por frotamiento, según el método de Ingenhouse, el cual me servía para experiencias fisiólogicas. No pudo el Sr. Pozo contener su alegría al ver por primera vez, instrumentos no hechos por él y que parecían copia de los suyos”.

La expedición de Balmis tenía, entre otros objetivos relacionados con la vacuna, establecer si existía en el país la viruela de las vacas o Cowpox. El 20 de octubre de 1802 esa tarea se le encomienda a Carlos del Pozo, teniéndo en cuenta que era un hombre cuidadoso y serio en materia de investigaciones científicas. Del Pozo respondió que mucho antes de recibir esa tarea ya se había dedicado al asunto. En efecto en las inmediaciones de Calabozo, Carlos del Pozo constató el cowpox en reses y que “en dos ocasiones había logrado comprobarlo mediante inoculaciones que practicó a varias personas, las cuales experimentaron todos los síntomas de la verdadera vacuna”. Esta información fue llevada al Rey, luego de lo cual se decidió nombrar a del Pozo como miembro de la Junta de Vacunación y corresponsal de la misma en Calabozo. En agosto de 1805 nuevamente Carlos del Pozo notifica a la junta que encontró granos de cowpox en las vacas observadas en Calabozo.

El fluido de la vacuna se conservaba por medio de la inoculación sucesiva o en costras. La vacuna se transportaba en botellitas de cristal. Cuando se usaba se le agregaba agua fría. Se formaba un líquido viscoso. Si se usaba la costra, se le guardaba en un frasquito. Cuando se aplicaba era pulverizada y disuelta en una gota de agua fría. El procedimeinto de inoculación lo describe José María Vargas en su trabajo denominado “Epítome sobre la Vacuna”:

“El Virus asi extraido para inocular de brazo a brazo, se le tomará con la punta de la lanceta, se le dará a ésta una posición perpendicular, para que el fluido baje a la misma punta; y mientras que con la mano izquierda se mantiene firme el brazo y tensa la cutis en el punto en que se va a inocular (que sería en la parte exterior y media cerca de la inserción del músculo deltoides), se introduce suavemente con la derecha, la lanceta, bajo la cutícula como línea y media o dos, haciendo con su punta varios movimientos, y levantando con ella la epidermis, de modo que el fluido adherido a la faz interior del instrumento, no se limpie hasta no haber penetrado todo lo necesario, retirándola entonces apoyada y limpiándola en la misma porción herida de la piel. Al hacer la herida debe cuidarse de no sacar sangre. Basta dos inoculaciones a dos y media pulgada de distancia entre una y otra”.

Como se observa en la vacunación el instrumento fundamental era la lanceta, por lo que Carlos del Pozo informa a la Junta sobre las desagradables consecuencias experimentadas en la Villa de Calabozo por vacunar con la misma lanceta usada indistintamente para otras operaciones. Ante tales informaciones de del Pozo la Junta decidió con una circular a todos los vacunadores entrenados, que la lanceta de vacuna sólo se usara para ese fin, evitando realizar con la misma otras intervenciones quirúrgicas.

Carlos del Pozo mantuvo contacto frecuente con la Junta, la cual el 1 de febrero de 1806 publicó una lista de vacunados en distintas ciudades del país. Allí aparecen Tiznados con 780 vacunados, Chaguaramas con 573 y Calabozo con 1012. Su exitosa labor fue evidente.