EL
MANUAL DE CARREÑO, LA CORTESÍA Y LA MEDICINA
Edgardo
Malaspina
1
“Los
problemas de Venezuela se resolverán cuando volvamos a respetar las reglas
elementales de la cortesía”, le escuché decir a alguien; y otro respondió: lo que pasa es que cuando
no hay “pa todos”, hay patadas. Y yo pensé en el Manual de urbanidad y buenas
maneras de Carreño. Pero como ese manual se refiere ampliamente a los deberes,
principios y normas del comportamiento humano en innumerables situaciones y
circunstancias, me limitaré a repasar lo que escribe sobre la Medicina.
2
Manual
Antonio Carreño (1812-1874) con estar casado con una prima de la esposa del
Libertador y ser el padre de Teresa Carreño, ya tenía suficientes credenciales
para que la Historia lo recordara. No obstante, hizo su aporte muy
personalísimo con su Manual (1853), usado y citado en muchos países de habla
hispana por largo tiempo.
3
El
Manual, que en líneas generales mantiene su vigencia, tiene seis capítulos; y
en el último habla de la diferentes
aplicaciones de la urbanidad:
deberes entre familiares, esposos, sacerdotes y seculares, abogados y clientes,
etc. Del parágrafo “Entre médicos y enfermos” tomo algunos puntos que consideré
aleccionadores.
4
La
caridad y la paciencia son las virtudes sobresalientes del médico en su manera
de conducirse con el enfermo.
5
La
salud es el bien más apreciable de la vida.
6
Quien
pierde la salud, busca recuperarla; por eso invoca la asistencia del médico,
quien deberá ser caritativo, tolerante, cariñoso y afable para traer consuelo.
Si el galeno no se conduce así se corre el riego de aumentar los sufrimientos
morales y físicos del enfermo; e incluso ese manejo inadecuado puede disminuir
la efectividad de los medicamentos.
7
El
lenguaje del médico debe ser culto y delicado. “Conviene tener algún
conocimiento de la sinonimia de la
lengua a fin de no incurrir en el extremo de emplear palabras alambicadas y
redundantes, ni echar mano de aquellas
que no hayan de expresar clara y propiamente las ideas”.
8
En
situaciones difíciles y graves el médico
debe recurrir al conocimiento de sus colegas.
9
Cuando
la muerte es inevitable el médico deberá emplear una exquisita prudencia y un
fino tacto.
10
Las
consideraciones que el médico guarda hacia el enfermo son extensivas hasta sus
familiares.
11
El
ministerio del médico coincide con el del sacerdote en el espíritu de caridad y sacrificio.
12
El
enfermo debe guardar hacia su médico respeto, consideración y ser prudente
cuando analice el plan curativo. Debe evitar las exigencias indiscretas que
conlleven al mal efecto de las medicinas.
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