UN AÑO MÁS
DE LA PARTIDA DE RAFAEL RANGEL(20 de agosto de 1909).
Edgardo Rafael
Malaspina Guerra
1
La
vida de Rafael Rangel me ha llamado siempre la atención: un bachiller que no
llegaba a segundo año de medicina sabe más que muchos médicos y hace
sorprendentes descubrimientos que lo convierten en el padre de la parasitología venezolana, pero también en el centro de los dardos de la envidia que lo llevaron al
suicidio.
2
En el
2012 viaje a Betijoque, para rendirle mi humilde homenaje en su casa natal
convertida en museo. Los museos encierran el misterio de las dimensiones porque
en ellos, según el Premio Nobel de Literatura, Orhan
Pamuk, “el tiempo se transforma en espacio”. Allí están sus pequeñas
pertenencias, sus libros, documentos, utensilios de laboratorio, fotografías y
su histórico microscopio.
3
Las inscripciones bajo su estatua son muy elocuentes:
— “A pesar de haber
sido perseguido por negro, día llegará en que su figura en blanco mármol
mantendrá el recuerdo de la luz que derramó sobre la ciencia de la patria”.
— “Cerebro fuerte
para la concepción científica, aquel investigador de la verdad tenía el alma de
un niño.”
4
El doctor Marcel Roche, su mejor biógrafo, explica que Rangel se
envenenó porque no soportó la envidia y la intriga política luego de que
combatió la peste en la Guaira.
5
A la
caída de Castro (el protector de Rangel) Gómez y su gente le negaron la beca (que
ya se había ganado por sus descubrimientos) y esta injusticia no la pudo
soportar el hombre de ciencia. Dicen que Rangel escribió unos minutos antes de
suicidarse: “La esperanza es un suplicio infinito.”
El
siquiatra Feldman recuerda que Van Gogh antes de matarse dijo: “Es inútil, la
tristeza dura toda la vida.”