ASPECTOS
MÉDICOS EN DISCURSO DE ROUSSEAU SOBRE EL ORIGEN Y LOS FUNDAMENTOS DE LA
DESIGUALDAD ENTRE LOS HOMBRES(1755)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
Rousseau
afirma que las enfermedades provienen de que el hombre ha abandonado la vida
salvaje salutífera, al mismo tiempo que ataca a la Medicina por no traer ningún
beneficio. Veamos el texto:
“Respecto
de las enfermedades, no repetiré las vanas y falsas declamaciones de las
personas de buena salud contra la medicina; pero preguntaré si se puede probar
con alguna observación sólida que la vida media del hombre es más corta en
aquel país donde ese arte se halla descuidado que donde es cultivado con más
atención. ¿Cómo podría suceder así si nosotros nos procuramos más enfermedades
que la medicina nos proporciona remedios? La extrema desigualdad en el modo de
vivir, el exceso de ociosidad en unos y de trabajo en otros, la facilidad de
excitar y de satisfacer nuestros apetitos y nuestra sensualidad, los alimentos
tan apreciados de los ricos, que los nutren de substancias excitantes y los
colman de indigestiones; la pésima alimentación de los pobres, de la cual hasta
carecen frecuentemente, carencia que los impulsa, si la ocasión se presenta, a
atracarse ávidamente; las vigilias, los excesos de toda especie, los transportes
inmoderados de todas las pasiones, las fatigas y el agotamiento espiritual, los
pesares y contrariedades que se sienten en todas las situaciones, los cuales
corroen perpetuamente el alma: he ahí las pruebas funestas de que la mayor
parte de nuestros males son obra nuestra, casi todos los cuales hubiéramos
evitado conservando la manera de vivir simple, uniforme y solitaria que nos fue
prescrita por la naturaleza. Si ella nos ha destinado a ser sanos, me atrevo
casi a asegurar que el estado de reflexión es un estado contra la naturaleza, y
que el hombre que medita es un animal degenerado. Cuando se piensa en la
excelente constitución de los salvajes, de aquellos al menos que no hemos
echado a perder con nuestras bebidas fuertes; cuando se sabe que apenas conocen
otras enfermedades que las heridas y la vejez, véase uno muy inclinado a creer
que podría hacerse fácilmente la historia de las enfermedades humanas siguiendo
la de las sociedades civiles. Tal es por lo menos la opinión de Platón, quien
juzga, a propósito de ciertos remedios empleados o aprobados por Podalirio y
Macaón en el sitio de Troya, que diversas enfermedades que estos remedios
hubieron de provocar no eran conocidas entonces entre los hombres, y Celso
refiere que la dieta, tan necesaria hoy día, fue inventada por Hipócrates.
Con
tan contadas causas de males, el hombre, en el estado natural, apenas tiene
necesidad de remedio y menos de medicina. La especie humana no es a este
respecto de peor condición que todas las demás, y fácil es saber por los
cazadores si encuentran en sus correrías muchos animales mal conformados.
Algunos encuentran animales con grandes heridas perfectamente cicatrizadas, con
huesos y aun miembros rotos curados sin más cirujano que la acción del tiempo,
sin otro régimen que su vida ordinaria, y que no por no haber sido atormentados
con incisiones, envenenados con drogas y extenuados con ayunos han dejado de
quedar perfectamente curados. En fin; por muy útil que sea entre nosotros la
medicina bien administrada, no es menos cierto que si el salvaje enfermo,
abandonado a sí mismo, nada tiene que esperar sino de la naturaleza, nada tiene
que temer, en cambio, sino de su mal, lo cual hace con frecuencia que su
situación sea preferible a la nuestra.
Guardémonos,
pues, de confundir al hombre salvaje con los que tenemos ante los ojos. La naturaleza
trata a los animales abandonados a sus cuidados con una predilección que parece
mostrar cuán celosa es de este derecho. El caballo, el gato, el toro y aun el
asno mismo tienen la mayor parte una talla más alta y todos una constitución
más robusta, más vigor, más fuerza y más valor en los bosques que en nuestras
casas; pierden la mitad de estas cualidades siendo domésticos, y podría decirse
que los cuidados que ponemos en tratarlos bien y alimentarlos no dan otro
resultado que el de hacerlos degenerar. Así ocurre con el hombre mismo: al
convertirse en sociable y esclavo, vuélvese débil, temeroso, rastrero, y su
vida blanda y afeminado acaba de enervar a la vez su valor y su fuerza.
Añadamos que, entre la condición salvaje y la doméstica, la diferencia de
hombre a hombre debe ser mucho mayor que de bestia a bestia, pues habiendo sido
el animal y el hombre igualmente tratados por la naturaleza, todas las
comodidades que el hombre se proporcione de más sobre los animales que
domestica son otras tantas causas particulares que le hacen degenerar más
sensiblemente. Ocurre que los hombres disolutos se entregan a excesos que les
producen la fiebre o la muerte porque el espíritu corrompe los sentidos y la
voluntad habla cuando calla la naturaleza.”
OBSERVACIONES: En
realidad, la Medicina ha contribuido a alargar la esperanza de vida, y con una
vida más larga sobrevienen las enfermedades propias de la vejez. Las
enfermedades (Que luego se llamarán de la civilización*), que Rousseau achacaba
al progreso social, en realidad se deben al desarrollo de la Medicina.
*Algunas
enfermedades de la civilización :Enfermedades metabólicas y endocrinas como la
obesidad, la diabetes mellitus tipo 2, el síndrome metabólico y la
osteoporosis. Enfermedades cardiovasculares como la aterosclerosis,
hipertensión arterial, infarto del miocardio y otras cardiopatías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario