UN
HOMBRE AFORTUNADO
Edgardo
Malaspina
1
El
escritor inglés John Berger (1926-2017) habla del doctor John Sassal, un médico
rural. Muestra, con texto y fotografías,
con que pasión ejerce la medicina Sassal y como atiende a sus pacientes.
El
escritor se siente afortunado de conocer a un médico afortunado; y describe
filosóficamente la labor hipocrática de su amigo.
2
Sassal
ejerce su profesión en un caserío inglés, situado en medio del bosque, y se
compenetra con sus habitantes. Conoce de sus alegrías y tristezas. La labor del
médico cubre las veinticuatro horas del día en busca de las soluciones para sus
pacientes.
3
Sassal
examina, escribe recetas, pone inyecciones, atiende emergencias y practica
cirugías. Cura a sus pacientes no tanto con sus conocimientos sino con su
trato; y cura para curarse a sí mismo: se convierte en cada uno de sus
pacientes.
Realizó
operaciones de apendicitis o de hernia sobre mesas de cocina. Llevó a cabo
partos en caravanas. Se veía a sí mismo como una especie de hospital móvil.
4
Filosóficamente,
podemos evadir el enigma. Pero no podemos mirar para otro lado.
5
Permitimos
que el médico acceda a nuestros cuerpos, algo que sólo concedemos
voluntariamente a nuestros amantes, y muchos incluso no sin cierto temor. Sin
embargo, el médico es prácticamente un desconocido.
6
Cuando
estamos enfermos, idealmente nos imaginamos
al médico como un hermano mayor.
7
Le
pedimos al médico que nos cure y que alivie nuestra dolencia, pero si no nos
puede curar, también le pedimos que sea testigo de nuestra muerte.
8
En
la enfermedad se rompen muchas conexiones. La enfermedad separa y fomenta una
forma distorsionada y fragmentada de la identidad. El médico trata de compensar
las rupturas de esas conexiones.
9
Sassal
cree que la medicina es más ciencia que arte.
La
tragedia fundamental de la condición humana es no saber. No saber lo que
somos o por qué somos, no saberlo con
seguridad. Pero esto no me hace más religioso. La religión no tiene la
respuesta.
10
Unos
dice que Sassal es un médico maravilloso; otros, que está chiflado.
11
Practicar
la medicina en un lugar remoto tiene un privilegio: el privilegio de ser
indiferente al éxito.
12
Sassal
es testigo de las angustias de sus
pacientes, las físicas y las espirituales. Angustia ante la enfermedad, la
muerte y la soledad.
Una
vez Sassal se retiró del lecho de una paciente agonizante. Lloraba amargamente
a pesar de ser un hombre que controla sus emociones.
“El
hombre que solloza no se parece a un
niño. El niño llora para hacerse oír. El hombre llora para sí. Puede que crea
incluso que llorando como un niño recobrará
aquella capacidad de recuperarse propia de la infancia”.
13
Una
de las fantasías más generalizadas entre
los adultos es creer que hay segundas oportunidades. Los niños sabes que no
existen.
14
Hay
un sufrimiento que no puede solucionar el médico simplemente expidiendo una
receta.
15
Cada
momento que pasa nos acerca a la muerte: y nuestra muerte se mide en relación
con esa aparente eternidad de la existencia que ha de continuar después de nosotros, sin nosotros.
16
Sassal
piensa que la adversidad tiempla el carácter.
17
El
aburrimiento es la sensación de que nuestras facultades se van muriendo lentamente.
18
¿Cómo
se compara da un diagnóstico correcto y extremadamente complicado con pintar un
gran cuadro?
19
“Siempre
que algo me recuerda la muerte –y eso me sucede todos los días-, pienso en la
mía propia, y esto me hace trabajar aún más” (Sassal).
20
Quince
años después de haberse publicado el libro, Sassal se suicidó. Su muerte hace
más misteriosa su vida; y no debemos verla como un gesto negativo. Era su
destino, según lo entendían los griegos en sus tragedias.
¡La
muerte transforma profundamente la vida de todo hombre!
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