LAUREANO
MÁRQUEZ A LOS MÉDICOS:
“Querido doctor:
Quiero
que sepas que los venezolanos es tamos orgullosos de ti, que estamos clarísimos:
sabemos que nuestros médicos son los mejores del mundo y los más humanos. En
ningún otro lugar se ejerce la medicina como en nuestro país, en el que hasta
en una piñata puedes tener una consulta ambulatoria con uno de los papás del
amiguito de tu hijo.


Ahí
están los muchachos de la Cruz Verde, los estudiantes de Medicina, salvando,
ayudando, sembrando vida donde otros se la roban. Son nuestros superhéroes,
nuestros salvadores, nuestra certeza de que no toda esperanza ha sido
arrebatada por la maldad, de que esta tierra es esencialmente de gente buena y
solidaria, inteligente y pacífica, por más que el mal, la crueldad y el terror
se hayan apoderado temporalmente de las riendas de nuestro destino
envileciéndonos a todos; es “el vil egoísmo que otra vez triunfó”: Boves
redivivo siembra de muerte los campos de Venezuela. En medio de esta debacle
están ustedes, los médicos, más que ejerciendo la medicina, haciendo milagros.
Junto a ustedes, las enfermeras y enfermeros, porque si el médico salva vidas,
la enfermera salva al médico.
Querido
amigo: gracias por dar la cara por la salud y recibir heridas de aquel de quien
te vengarás salvando la vida de su hijo o la suya propia. Gracias por tu
humanidad toda, por la santidad de tu vida cotidiana, por las causas que apoyas
en los lugares más remotos, por actualizarte cada día en un país al que ya no
llegan las revistas de medicina. Gracias por hallar un sustituto al remedio que
no se consigue, o por dármelo tú mismo, aunque en ello se te vaya la vida
cruzando el mar. Gracias por las consultas que no causaron honorarios cuando me
suponías pelando. Gracias, pichón de médico, que saliste a una calle insegura a
entregar tu vida salvando a tu hermano; ojalá que el que te arrolló siempre
encuentre médicos y medicinas; ojalá que viva para siempre. Gracias, doctor,
muchas gracias, que Diosito me le pague, como dicen nuestras abuelitas cuando
salen de tu consulta. ¡Ah! y no te preocupes: Carujo, esta vez, también pasará,
porque “es el hombre de bien el que siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la
tierra y seguro sobre su conciencia”.
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