EN
POMPEYA
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
1
Son
las cuatro de la madrugada silenciosa y fresca a pesar de que los
árboles no se mueven. Nos dirigimos a Pompeya. Las carreteras bien
asfaltadas tienen cada cierta distancia una pantalla para el control
de la velocidad. Entre Los Montes Apeninos se ven unos nubarrones,
pero a las seis y media aparece un sol radiante. A la derecha una
señalización: Salerno. En esta ciudad surgió en la Edad Media la
primera Escuela de Medicina, fundada, según la leyenda por cuatro
médicos uno judío, uno griego, uno árabe y uno cristiano. Ese
origen representa en forma poética la influencia de varias culturas
en la conformación de la escuela.
2
Atravesamos
viñedos extensos. Probamos Lágrima de Cristo, un vino de Campania .
La leyenda dice que Satanás robó en el Paraíso las tierras donde
son cultivadas las uvas para este vino, las cuales fueron bendecidas
por las lágrimas del propio Cristo.
En
1370 en Tarento apareció una enfermedad producto de la mordida de
una araña. El nuevo mal fue bautizado como tarantulismo y a la araña
se le llamó tarántula. La enfermedad se extendió por estas tierras
que recorremos ahora y consistía en dolores y convulsiones que sólo
se aliviaban con música y baile para supuestamente sudar el veneno.
Enfermaron tantas personas que el mal se convirtió en una epidemia
catalogada de psicosis colectiva, y de la cual solo queda el baile de
la tarantela.
3
Ya
el Vesubio imponente nos acompaña. Plinio el viejo (23-79), quien
era asmático y probablemente sufría de gastritis o de reflujo
gastroesofágico, murió cuando quiso investigar la erupción de muy
cerca.
El
día es muy claro y el sol quema. Las calles de Pompeya son de
piedras que aún conservan las huellas de las ruedas de los carros
que circulaban y sobre las cuales hay restos de rocas volcánicas y
piñas de pinos mediterráneos. Cerca de una farmacia esta el lupanar
con sus camas pequeñas y duras. El prostíbulo sagrado de la entrada
de la ciudad para los visitantes, los lupanares ( llamados así los
esclavos aullaban como lobos para indicar su ubicación exacta; una
prueba de que valoraban altamente la propaganda comercial), los penes
erectos esculpidos en los suelos, puertas y paredes, indican la
importancia que tenía el sexo para aquellos habitantes. Pero hay
más: Príapo, dios de la fertilidad y cuyo nombre designa a la
enfermedad priapismo, con su enorme falo era usada contra el mal de
ojo. La línea entre el erotismo y la pornografía es imperceptible,
desde nuestra perspectiva.
4
En
la casa de Menandro llama la atención la biblioteca: un nicho en la
pared para colocar pergaminos y documentos. Hay una pintura con la
historia del caballo de Troya de la Ilíada, en la cual se habla de
Asclepio como un guerrero que luego se convirtió en el dios de la
medicina.
En
los cuerpos humanos petrificados por la acción del Vesubio se han
encontrado signos de artritis reumatoide.
En
Pompeya la medicina estaba muy desarrollada y era altamente
apreciada, según se desprenden de los hallazgos arqueológicos:
pinturas con los dioses griegos de la medicina: Apolo, el centauro
Quirón y Asclepio ; instrumentos quirúrgicos de hierro y bronce
encontrados en la Casa del Cirujano; el fresco con el médico Iapix
arrancando una flecha de la pierna de Eneas, héroe de Troya.
El
agua llegaba a las casas de Pompeya a través de tuberías de plomo,
en tiempos cuando se desconocía el saturnismo o envenenamiento por
ese metal.
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