LAS HUELLAS DE UN MÉDICO RURAL.
(Azúcar con whisky como
anestesia)
Edgardo Malaspina
1
El Doctor Luis Dao fue director
del Hospital de Roblecito en los tiempos del auge petrolero en Las Mercedes del
Llano. Allí las circunstancias lo
obligaron a convertirse en especialista de varias ramas de la medicina. Su labor la combinó con la escritura,
publicando muchos artículos científicos relacionados con casos ocurridos en Las
Mercedes. Su estilo no lo limita la
rigurosidad exigida por las notificaciones de carácter científico, por el
contrario, tiene el sabor de la narración amena, de la anécdota. Eso lo podemos constatar en sus notas sobre
los caribes o capaburros, cuando describe el aspecto de un hombre devorado por
esos peces feroces: “la completa
limpieza de los huesos me recordaba aquellos que solíamos estudiar en nuestras
clases de anatomía en la universidad “; o en su artículo sobre las heridas por
garras de osos hormigueros, o en una observación que hizo de un niño de dos
años que se tragó un clavo de seis centímetros, salvándolo sin recurrir al
bisturí, sólo observando el desplazamiento del cuerpo extraño a través de
radiografía hasta que fue expulsado con las heces. Lees esos reportes y recuerdas los relatos de
Chejov y Bulgakov.
2
Luis Dao describió el primer caso de
Enfermedad de Chagas Congénita del mundo en Chaguaramas (Edo. Guárico) en 1948.
El Dr. Cecilio Romaña (describió el famoso
signo que lleva su nombre), eminente investigador, en su libro Enfermedad de
Chagas publicado en 1963, escribió en la página 14: “... en el hombre la primera demostración
clínica de tripanosomiosis congénita fue realizada por Luis Dao en
Venezuela.” En la página 204,
agrega: “Entre las contribuciones más interesantes realizadas en Venezuela, al
conocimiento de la Enfermedad de Chagas se destaca el hallazgo de los primeros
casos congénitos de la enfermedad comprobados por Dao en 1948 y más tarde
confirmados en otros países.”
3
EL doctor Dao
observó a un niño recién nacido
con vómitos:
Todo lo que comía lo vomitaba, lloraba
constantemente, tenía contracciones estomacales y se estaba deshidratando.
El diagnostico estaba
claro: estenosis pilórica, una patología que hace que los alimentos no pasen al
intestino y se devuelvan con los vómitos. La solución es quirúrgica para evitar
la muerte por inanición, pero en el caso que nos ocupa no se contaba ni con
anestesiólogo ni con anestesia. Entonces el doctor Dao recurrió a una solución
extrema: tomó terrones de azúcar (de los que tenían los estadounidenses para el
café) , los impregnó de whisky e hizo que el niño los succionara; y cuando notó
que el infante estaba completamente ebrio le practicó la cirugía y lo salvó.
4
Tuve el honor de conocer
al doctor Dao en una sesión de la Academia Nacional de Medicina. Le pregunté
sobre el caso mencionado y me contestó: es una cirugía muy sencilla, y me
obsequió el libro donde lo describe con lujo de detalles.
5
El Dr. Oscar Agüero dijo: “Creo sinceramente que la trayectoria de Dao
ha demostrado de manera cabal que para buscar y ofrecer una útil información de
la medicina local no siempre se requieren complicados y costosos aparatos,
equipos y personal, sino que muchas veces, como ha escrito Walter Álvarez, todo
lo que se necesita... es tener ojos, oídos
y un libro de apuntes.”
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