EVOCACIÓN DE LA CIRUGIA HOSPITALARIA
Cirugía Hospitalaria la cursamos en Hospital Nro 68 de Moscú. El fundador,
Vasilio Ivanov, fue un viejo médico que participó en la segunda guerra mundial
y luego publicó unos 17 tomos sobre “La Experiencia de la medicina soviética en
la Gran Guerra Patria”.
“Enfermedades
quirúrgicas”, del académico Petrovski, era el manual por el cual estudiamos la
disciplina; y como en todas las demás cátedras nuestros profesores tenían sus
propias publicaciones. Chibis se dedicaba a la cirugía del tracto digestivo;
Lapkin , inventor de un instrumento para operar la válvula mitral, también le
metía a la cirugía abdominal; Gerasimov era jefe de la sección de “Pus” y se
ocupaba de la curación de heridas infectadas recurriendo a métodos ancestrales
(miel, moscas esterilizadas, etc); Romashov tenía un diapasón amplio de
actividades.
Romashov era el más admirado cuando dirigía la
cátedra en tiempos cuando cursamos la materia. Alto, de buena presencia y muy amable, realizaba
cualquier tipo de operación. Operaba desde un dedo hasta el corazón. Realizó la
primera intervención quirúrgica con
circulación sanguínea artificial en la Unión Soviética y ha publicado más de
300 trabajos científicos.
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Romashov
tenía como tarea principal la cirugía cardiovascular, pero se dedicaba también
a la cirugía en las enfermedades hematológicas. Estas investigaciones las
desarrollaba con Andrei Vorobiov (se les veía siempre juntos), presidente de la Sociedad de Medicina Interna
de Moscú, médico del Kremlin , designado en 1986 para dirigir la asistencia de
los afectados en el accidente de Chernobyl, y
más tarde ministro de Salud Pública de Rusia.
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Romashov,
quien era decano (1973-1980) de la facultad cuando nosotros iniciamos nuestros
estudios, cultivaba la medicina tradicional y aplicaba “el hambre médica” o
ayuno para curar muchas enfermedades. El enfermo debe estar recluido en una
clínica y poco a poco se le va recortando la alimentación hasta quedar
consumiendo sólo líquidos. Romashov explica que este método ha sido utilizado
desde la antigüedad y nombra a Sócrates y Cristo, entre sus adeptos. Romashov, que también hace
ejercicios físicos todos los días, dice que el hambre controlada es vida porque
cura al organismo y da fuerza de voluntad.
En
la medicina hay que imitar a la naturaleza, nos dijo una vez Fiodor
Nikolaevich, e inmediatamente nos relató lo siguiente: una noche nos reunimos
varios amigos para conversar y tomar vodka. Decidimos darle una ración de
alcohol a un perrito que nos acompañaba para averiguar el mejor método de
tratar la resaca. Al día siguiente le servimos al perrito comida y agua. El
animal bebía sólo agua y rechazaba la comida. Nos quedó claro que luego de una
ingesta de alcohol no hay que comer sino beber mucha agua. Hacer las dos cosas
a la vez no es conveniente para nuestro metabolismo.
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Entre
los estudiantes circulaban anécdotas sobre Romashov y sus dietas. En una de ellas se decía que supuestamente se
había desmayado en plena intervención quirúrgica. Al recobrar el conocimiento
sus colegas le imprecaron por recurrir frecuentemente al ayuno; a lo que él
respondió: la verdad es que desayuné y por eso me sentí mal.
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Algunas
curiosidades relacionadas con Romashov : estudió en Instituto de Medicina
“Camarada Stalin”, al cual le cambiaron el nombre por el de Pirogov. Practica
la iridología. Junto a Frolov escribió el libro “Vivir sin remedios”, con
muchas ediciones, pero siempre agotado; y creó la Asociación de curanderos
populares de Rusia.
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Actualmente, con sus casi 90 años, es consejero
de la universidad con su respectiva oficina. Cuando lo saludé, en el
aniversario de la facultad, le pregunté si todavía practica el ayuno, y me
contestó: “Eso es lo que me mantiene en
forma”.
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