MEDICRÓNICAS
(CRÓNICAS VIAJERAS RELACIONADAS CON LA HISTORIA DE LA MEDICINA)
Edgardo Malaspina
I
De Mamavira, nuestra abuela salernitana,
conservo vagos recuerdos .La vi un par
de veces en Santa María de Ipire. Era muy blanca, tenía los ojos azules y hablaba
una mezcla de español con italiano.
En nuestra casa de Las Mercedes del Llano,
encontré un libro grueso de cocina italiana. No sé si estaba allí desde los
tiempos cuando vivió en ella Mamavira o lo trajo luego la tía Carolina al venir
a vivir con nosotros. Lo cierto es que yo sólo contemplaba en ese libro,
sin tapas y con sus hojas desencajadas,
unas patas de rana.
Las miraba y pensaba con asco que alguien pudiera preparar
y comer semejante plato. En mis divagaciones infantiles, que no llegaban hasta los
más variados gustos gastronómicos de otros pueblos, concluí que el consumo de
anfibios por aquellas lejanas tierras de la abuela se debía a la escasez de
carne de res, la cual en nuestra casa sobraba, pues siendo Alfonso, nuestro
padre, carnicero, la teníamos en el desayuno, el almuerzo y en la cena. Más
tarde, cuando estudié fisiología, supe que la preferencia culinaria (por esos
batracios y sus ancas) de los italianos
permitió a Luis Galvani descubrir la naturaleza eléctrica del impulso nervioso.
Habló al principio de electricidad animal. Volta lo refutó, y estas discusiones
científicas permitieron la creación de
la pila eléctrica. Inventos, entre muchos otros en el campo de la medicina,
como la electrocardiografía están relacionados con el descubrimiento galvánico.
Y a propósito de comida y medicina, fue el
estudio de la digestión de los alimentos en las esponjas y en las estrellas de
mar lo que llevó al científico ruso Elias Mechnikov a descubrir la fagocitosis
cuando descansaba en el puerto siciliano de Mesina: introdujo una espina en el
cuerpo trasparente de una estrellamar y observó como la rodeaban células , de
manera igual como una astilla en un dedo de una persona que no ha tenido tiempo
de sacársela es rodeada de pus. Había nacido la teoría celular de la inmunidad,
complementada luego por la humoral de Paul Ehrlich. Para seguir esa línea en materia de
nutrición, Mechnikov , fue el primero el
estudiar el yogurt y sus propiedades y concluyó que su consumo es bueno
para frenar el proceso de envejecimiento, luego de lo cual todo el mundo
ingiere yogurt para mantenerse saludable.
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