ÁREA DE CIENCIAS DE LA SALUD. MORROS DE SAN JUAN

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X PROMOCIÓN DE MÉDICOS CIRUJANOS.

X PROMOCIÓN DE MÉDICOS CIRUJANOS.
UNERG.2010

PADRINO DE LA PRIMERA PROMOCIÓN. MISIÓN SUCRE.

PADRINO DE LA PRIMERA PROMOCIÓN. MISIÓN SUCRE.
ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD.

I PROMOCIÓN DE DERMATÓLOGOS.UNERG.2001

I PROMOCIÓN DE DERMATÓLOGOS.UNERG.2001
DERMATÓLOGOS.2001

PLACA DE RECONOCIMIENTO

PLACA DE RECONOCIMIENTO
X PROMOCIÓN DE MÉDICOS.UNERG.2010

AFICHE.X PROMOCIÓN DE MÉDICOS.UNERG.2010

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miércoles, 29 de junio de 2022

MEDICINA HOMÉRICA

 


MEDICINA HOMÉRICA

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

Civilización griega arcaica:

I

La civilización griega arcaica comprende el período más antiguo de la civilización griega y se refiere a las culturas cretense, micénica y troyana. La historia de los griegos comienza en Creta, isla del Mediterráneo Oriental. Allí vivía una sociedad próspera que desarrolló el comercio, la navegación y las artes. Esto sucedía 3000 años a. de C. Homero llamó a los primeros habitantes de Grecia Aqueos. El Rey más destacado fue Minos (1600 a. de C.) por eso también se llama cultura minoica. Trabajaban los metales y conocían la escritura. Uno de los dioses más prominentes fue el Minotauro, mitad hombre mitad toro.

Los micénicos vivieron 1400 años a. de C. Las ciudades donde vivieron estos pueblos son los escenarios de los acontecimientos narrados en la Ilíada y la Odisea, de Homero en el siglo IX a. de C. La Medicina de este periodo se denomina homérica y está muy ligada a la mitología.

 

II

Fuentes de Información.

1

Las excavaciones y descubrimientos arqueológicos:

 

El descubrimiento de Troya en 1870 por parte de Schiliemann

El descubrimiento de Cnosos en 1890 por parte de Evans

2

Las diferentes manifestaciones artísticas, incluyendo la literatura mitológica.

La Ilíada y la Odisea (IX a. de C.) del poeta Homero.

 

 

Los archivos de los Asclepiones o templos de Asclepios.

Los escritos hipocráticos.

III

La Medicina en las obras de Homero.

 

En la Ilíada y la Odisea existen muchas referencias médicas, sobre todo el primer poema épico contiene muchas descripciones anatómicas y quirúrgicas. La Ilíada comienza con una epidemia de peste:

“¿Qué Dios fue el que movió la discordia y la lucha entre ellos?

Fue este el hijo de Leto y de Zeus. Contra el Rey irritado, una peste maligna a sus huestes mandó, y sus guerreros perecían, porque ultrajó a Crises, a su sacerdote, el Atrida.”

 

La medicina reflejada en la Ilíada es racional, natural y práctica, aunque puede tener elementos mágicos. Allí aparece Asclepio como un soldado en la guerra de Troya. Sus hijos Macaón y Podolirio actúan como soldados y médicos. A veces para curarse hay que purificarse. Leto y Artemis sanaron a Eneas. Apolo curó a Sarpedón. Menelao fue curado por Atenea. Tetis hizo incorruptible el cadáver de Patroclo. Los diferentes heridos, provocados por armas metálicas o de piedra, eran curados en pleno campo de batalla. Poéticamente se describen todas las escenas con los traumas propios de la guerra, los heridos, las hemorragias y los dolores.

El arte de curar proviene del Centauro Quirón. Tetis hizo invulnerable a su hijo Aquiles al sumergirlo en la laguna Estigia, excepto en los tendones porque lo tomó por allí.

En la odisea hay referencia al uso de drogas contra el dolor. También se habla de venenos y filtros mágicos provenientes de Egipto.

 

IV

 

La enfermedad como castigo divino

 

Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presade perros y pasto de aves -cumplíase la voluntad de Zeus- desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles.

 

2

 

Una herida:

 

No se olvidaron de ti, oh Menelao, los felices a inmortales dioses y especialmente la hija de Zeus, que impera en las batallas; la cual, poniéndose delante, desvió la amarga flecha: apartóla del cuerpo como la madre ahuyenta una mosca de su niño que duerme con plácido sueño, y la dirigió al lugar donde los anillos de oro sujetaban el cinturón y la coraza era doble. La amarga saeta atravesó el ajustado cinturón, obra de artífice; se clavó en la magnífica coraza, y, rompiendo la chapa que el héroe llevaba para proteger el cuerpo contra las flechas y que lo defendió mucho, rasguñó la piel y al momento brotó de la herida la negra sangre.

 

-Como una mujer meonia o caria tiñe en púrpura el marfil que ha de adornar el freno de un caballo, muchos jinetes desean llevarlo y aquélla lo guarda en su casa para un rey a fin de que sea ornamento para el caballo y motivo de gloria para el caballero; de la misma manera, oh Menelao, se tiñeron de sangre tus bien formados muslos, las piernas, y más abajo los hermosos tobillos.

-Estremecióse el rey de hombres, Agamenón, al ver la negra sangre que manaba de la herida. Estremecióse asimismo Menelao, caro a Ares; mas, como advirtiera que quedaban fuera el nervio y las plumas, recobró el ánimo en su pecho. Y el rey Agamenón, asiendo de la mano a Menelao, dijo entre hondos suspiros mientras los compañeros gemían:

-Ten ánimo y no espantes a los aqueos. La aguda flecha no se me ha clavado en sitio mortal, pues me protegió por fuera el labrado cinturón y por dentro la faja y la chapa que forjaron obreros broncistas.

 

 Contestóle el rey Agamenón, diciendo:

-¡Ojalá sea así, querido Menelao! Un médico reconocerá la herida y le aplicará drogas que calmen los terribles dolores.

 

…y en seguida dio esta orden al divino heraldo Taltibio:

 -¡Taltibio! Llama pronto a Macaón, el hijo del insigne médico Asclepio, para que reconozca al aguerrido Menelao, hijo de Atreo, a quien ha flechado un hábil arquero troyano o licio; gloria para él y llanto para nosotros.

 

 

-Así dijo, y el heraldo al oírlo no desobedeció. Fuese por entre los aqueos, de broncíneas corazas, buscó con la vista al héroe Macaón y lo halló en medio de las fuertes filas de hombres escudados que lo habían seguido desde Trica, criadora de caballos. Y,  deteniéndose cerca de él, le dirigió estas aladas palabras:

 -¡Ven, Asclepíada! Te llama el rey Agamenón para que reconozcas al aguerrido Menelao, caudillo de los aqueos, a quien ha flechado hábil arquero troyano o licio; gloria para él y llanto para nosotros.

- Así dijo, y Macaón sintió que en el pecho se le conmovía el ánimo. Atravesaron, hendiendo por la gente, el espacioso campamento de los aqueos; y llegando al lugar donde fue herido el rubio Menelao (éste aparecía como un dios entre los principales caudillos que en torno de él se habían congregado), Macaón arrancó la flecha del ajustado cíngulo; pero, al tirar de ella, rompiéronse las plumas, y entonces desató el vistoso cinturón y quitó la faja y la chapa que habían hecho obreros broncistas. Tan pronto como vio la herida causada por la cruel saeta, chupó la sangre y aplicó con pericia drogas calmantes que a su padre había dado Quirón en prueba de amistad.

 

-Mientras se ocupaban en curar a Menelao, valiente en la pelea, llegaron las huestes de los escudados troyanos; vistieron aquéllos la armadura, y ya sólo pensaron en el combate.

 

- Entonces no hubieras visto que el divino Agamenón se durmiera, temblara o rehuyera el combate, pues iba presuroso a la lid, donde los varones alcanzan gloria. Dejó los caballos y el carro de broncíneos adornos .

-Eurimedonte, hijo de Ptolomeo Piraída, se quedó a cierta distancia con los fogosos corceles-, encargó al auriga que no se alejara por si el cansancio se apoderaba de sus miembros, mientras ejercía el mando sobre aquella multitud de hombres y empezó a recorrer a pie las hileras de guerreros. A cuantos veía, de entre los dánaos de ágiles corceles, que se apercibía.

 

3

Podalirio y Macón, los hijo de Asclepio.

 

-Cuantos fueron hasta aquí los más valientes yacen en sus bajeles, heridos unos de cerca y otros de lejos por mano de los troyanos, cuya fuerza va en aumento. Pero sálvame llevándome a la negra nave, arráncame la flecha del muslo, lava con agua tibia la negra sangre que fluye de la herida y ponme en ella drogas calmantes y salutíferas que, según dicen, te dio a conocer Aquiles, instruido por Quirón, el más justo de los centauros. Pues de los dos médicos, Podalirio y Macaón, el uno creo que está herido en su tienda, y a su vez necesita de un buen médico, y el otro sostiene vivo combate en la llanura troyana.

4

Raíz calmante de dolores:

 

-El escudero, al verlos venir, extendió en el suelo pieles de buey. Patroclo recostó en ellas a Eurípilo y sacó del muslo, con la daga, la aguda y acerba flecha; y, después de lavar con agua tibia la negra sangre, espolvoreó la herida con una raíz amarga y calmante que previamente había desmenuzado con la mano. La raíz le calmó todos los dolores, secóse la herida y la sangre dejó de correr.

 

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