MEDICINA HOMÉRICA
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
Civilización griega arcaica:
I
La civilización griega arcaica comprende el
período más antiguo de la civilización griega y se refiere a las culturas
cretense, micénica y troyana. La historia de los griegos comienza en Creta,
isla del Mediterráneo Oriental. Allí vivía una sociedad próspera que desarrolló
el comercio, la navegación y las artes. Esto sucedía 3000 años a. de C. Homero
llamó a los primeros habitantes de Grecia Aqueos. El Rey más destacado fue
Minos (1600 a. de C.) por eso también se llama cultura minoica. Trabajaban los
metales y conocían la escritura. Uno de los dioses más prominentes fue el
Minotauro, mitad hombre mitad toro.
Los micénicos vivieron 1400 años a. de C. Las
ciudades donde vivieron estos pueblos son los escenarios de los acontecimientos
narrados en la Ilíada y la Odisea, de Homero en el siglo IX a. de C. La
Medicina de este periodo se denomina homérica y está muy ligada a la mitología.
II
Fuentes de Información.
1
Las excavaciones y descubrimientos arqueológicos:
El descubrimiento de Troya en 1870 por parte de
Schiliemann
El descubrimiento de Cnosos en 1890 por parte de
Evans
2
Las diferentes manifestaciones artísticas,
incluyendo la literatura mitológica.
La Ilíada y la Odisea (IX a. de C.) del poeta
Homero.
Los archivos de los Asclepiones o templos de
Asclepios.
Los escritos hipocráticos.
III
La Medicina en las obras de Homero.
En la Ilíada y la Odisea existen muchas
referencias médicas, sobre todo el primer poema épico contiene muchas descripciones
anatómicas y quirúrgicas. La Ilíada comienza con una epidemia de peste:
“¿Qué Dios fue el que movió la discordia y la
lucha entre ellos?
Fue este el hijo de Leto y de Zeus. Contra el Rey
irritado, una peste maligna a sus huestes mandó, y sus guerreros perecían,
porque ultrajó a Crises, a su sacerdote, el Atrida.”
La medicina reflejada en la Ilíada es racional,
natural y práctica, aunque puede tener elementos mágicos. Allí aparece Asclepio
como un soldado en la guerra de Troya. Sus hijos Macaón y Podolirio actúan como
soldados y médicos. A veces para curarse hay que purificarse. Leto y Artemis
sanaron a Eneas. Apolo curó a Sarpedón. Menelao fue curado por Atenea. Tetis
hizo incorruptible el cadáver de Patroclo. Los diferentes heridos, provocados
por armas metálicas o de piedra, eran curados en pleno campo de batalla.
Poéticamente se describen todas las escenas con los traumas propios de la
guerra, los heridos, las hemorragias y los dolores.
El arte de curar proviene del Centauro Quirón.
Tetis hizo invulnerable a su hijo Aquiles al sumergirlo en la laguna Estigia,
excepto en los tendones porque lo tomó por allí.
En la odisea hay referencia al uso de drogas
contra el dolor. También se habla de venenos y filtros mágicos provenientes de
Egipto.
IV
La enfermedad
como castigo divino
Canta,
oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos
males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a
quienes hizo presade perros y pasto de aves -cumplíase la voluntad de Zeus-
desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino
Aquiles.
2
Una herida:
No
se olvidaron de ti, oh Menelao, los felices a inmortales dioses y especialmente
la hija de Zeus, que impera en las batallas; la cual, poniéndose delante,
desvió la amarga flecha: apartóla del cuerpo como la madre ahuyenta una mosca
de su niño que duerme con plácido sueño, y la dirigió al lugar donde los
anillos de oro sujetaban el cinturón y la coraza era doble. La amarga saeta
atravesó el ajustado cinturón, obra de artífice; se clavó en la magnífica
coraza, y, rompiendo la chapa que el héroe llevaba para proteger el cuerpo
contra las flechas y que lo defendió mucho, rasguñó la piel y al momento brotó
de la herida la negra sangre.
-Como
una mujer meonia o caria tiñe en púrpura el marfil que ha de adornar el freno
de un caballo, muchos jinetes desean llevarlo y aquélla lo guarda en su casa
para un rey a fin de que sea ornamento para el caballo y motivo de gloria para
el caballero; de la misma manera, oh Menelao, se tiñeron de sangre tus bien
formados muslos, las piernas, y más abajo los hermosos tobillos.
-Estremecióse
el rey de hombres, Agamenón, al ver la negra sangre que manaba de la herida.
Estremecióse asimismo Menelao, caro a Ares; mas, como advirtiera que quedaban
fuera el nervio y las plumas, recobró el ánimo en su pecho. Y el rey Agamenón, asiendo
de la mano a Menelao, dijo entre hondos suspiros mientras los compañeros gemían:
-Ten
ánimo y no espantes a los aqueos. La aguda flecha no se me ha clavado en sitio
mortal, pues me protegió por fuera el labrado cinturón y por dentro la faja y
la chapa que forjaron obreros broncistas.
Contestóle el rey Agamenón, diciendo:
-¡Ojalá
sea así, querido Menelao! Un médico reconocerá la herida y le aplicará drogas
que calmen los terribles dolores.
…y
en seguida dio esta orden al divino heraldo Taltibio:
-¡Taltibio! Llama pronto a Macaón, el hijo del
insigne médico Asclepio, para que reconozca al aguerrido Menelao, hijo de
Atreo, a quien ha flechado un hábil arquero troyano o licio; gloria para él y
llanto para nosotros.
-Así
dijo, y el heraldo al oírlo no desobedeció. Fuese por entre los aqueos, de broncíneas
corazas, buscó con la vista al héroe Macaón y lo halló en medio de las fuertes filas
de hombres escudados que lo habían seguido desde Trica, criadora de caballos.
Y, deteniéndose cerca de él, le dirigió
estas aladas palabras:
-¡Ven, Asclepíada! Te llama el rey Agamenón
para que reconozcas al aguerrido Menelao, caudillo de los aqueos, a quien ha
flechado hábil arquero troyano o licio; gloria para él y llanto para nosotros.
-
Así dijo, y Macaón sintió que en el pecho se le conmovía el ánimo. Atravesaron,
hendiendo por la gente, el espacioso campamento de los aqueos; y llegando al
lugar donde fue herido el rubio Menelao (éste aparecía como un dios entre los
principales caudillos que en torno de él se habían congregado), Macaón arrancó
la flecha del ajustado cíngulo; pero, al tirar de ella, rompiéronse las plumas,
y entonces desató el vistoso cinturón y quitó la faja y la chapa que habían
hecho obreros broncistas. Tan pronto como vio la herida causada por la cruel
saeta, chupó la sangre y aplicó con pericia drogas calmantes que a su padre
había dado Quirón en prueba de amistad.
-Mientras
se ocupaban en curar a Menelao, valiente en la pelea, llegaron las huestes de
los escudados troyanos; vistieron aquéllos la armadura, y ya sólo pensaron en
el combate.
-
Entonces no hubieras visto que el divino Agamenón se durmiera, temblara o rehuyera
el combate, pues iba presuroso a la lid, donde los varones alcanzan gloria.
Dejó los caballos y el carro de broncíneos adornos .
-Eurimedonte,
hijo de Ptolomeo Piraída, se quedó a cierta distancia con los fogosos
corceles-, encargó al auriga que no se alejara por si el cansancio se apoderaba
de sus miembros, mientras ejercía el mando sobre aquella multitud de hombres y
empezó a recorrer a pie las hileras de guerreros. A cuantos veía, de entre los
dánaos de ágiles corceles, que se apercibía.
3
Podalirio
y Macón, los hijo de Asclepio.
-Cuantos
fueron hasta aquí los más valientes yacen en sus bajeles, heridos unos de cerca
y otros de lejos por mano de los troyanos, cuya fuerza va en aumento. Pero
sálvame llevándome a la negra nave, arráncame la flecha del muslo, lava con
agua tibia la negra sangre que fluye de la herida y ponme en ella drogas calmantes
y salutíferas que, según dicen, te dio a conocer Aquiles, instruido por Quirón,
el más justo de los centauros. Pues de los dos médicos, Podalirio y Macaón, el
uno creo que está herido en su tienda, y a su vez necesita de un buen médico, y
el otro sostiene vivo combate en la llanura troyana.
4
Raíz
calmante de dolores:
-El
escudero, al verlos venir, extendió en el suelo pieles de buey. Patroclo
recostó en ellas a Eurípilo y sacó del muslo, con la daga, la aguda y acerba
flecha; y, después de lavar con agua tibia la negra sangre, espolvoreó la
herida con una raíz amarga y calmante que previamente había desmenuzado con la
mano. La raíz le calmó todos los dolores, secóse la herida y la sangre dejó de
correr.
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