LITERATURA PARA ESTUDIANTES DE MEDICINA
EL QUIJOTE
Edgardo Rafael Malaspina Guerra (Universidad Rómulo Gallegos,Venezuela)
Cuando a Thomas Sydenham (1624-1689), llamado
el Hipócrates inglés, le preguntaron qué se necesita para ser buen médico,
inmediatamente contestó: la primera condición es leerse a Don Quijote de la
Mancha.
Sydenham no fue un erudito ni un escritor
fecundo, fue un médico práctico. Y los médicos prácticos de entonces eran
argumento para las piezas teatrales satíricas de Moliere. Recordemos el Médico a palos .Por otro lado, los
progresos en la anatomía y fisiología aún no se traducían en avances de la
clínica. Habló del sentido ontológico de la enfermedad: cada mal tiene su
esencia peculiar y un discurrir único para cada paciente. Por eso el médico
debía observar cuidadosamente al enfermo. Sydenham se graduó de bachiller en
medicina a los 24 años.
Quiso ser político pero fracasó. Siguió sus estudios
médicos hasta los 37 años, y a los 54 años obtuvo su doctorado para dedicarse
por entero a los enfermos. Describió, por primea vez, el cuadro clínico de la
gota, de la que él mismo padecía, y de diversas enfermedades epidémicas, así,
de la viruela, disentería, sarampión, sífilis y de la corea menor, que también
lleva su nombre. Además hizo aportes en la terapéutica: introdujo el hierro en
el tratamiento de la anemia, utilizó la quina en el paludismo e ideó varios
derivados opiáceos como el láudano que lleva su nombre. Así, con la guía del
concepto de Sydenham, empezaron a estudiarse diferentes enfermedades tratando
de delimitar los cuadros clínicos y cursos naturales propios.
Volvamos al
Quijote. Después que Sydenham se refirió al héroe cervantino aparecieron todo
tipo de interpretaciones acerca de lo que quiso decir .
Arnaldo Graus
escribió: “Es probable que Sydenham le haya sugerido a un joven alumno que
leyese El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha debido a que los médicos
del siglo xvii tenían un interés especial en entender sus propias vidas. Tal
comprensión, considero, podría servir como puente entre los dolores de sus
pacientes, lo que los propios médicos percibían acerca de sí mismos y la
lectura que hacían de las afecciones de los enfermos –la empatía, aunque
difícil enseñarla, es el alma de la medicina. La literatura y la medicina
combinadas podrían servir para entender la “realidad como tal”. La “realidad
como tal” corresponde a los daños producidos por la patología, o, a las
lecturas que de la vida hacen la literatura y otras artes a partir de la
enfermedad.”
Yo tengo mi
propia tesis: Sydenham se refirió a la importancia, para los futuros médicos,
de la lectura del Quijote, porque el Caballero de la triste figura siempre
quería hacer el bien, ayudar al prójimo.
La lectura del Quijote es importante para toda
persona que se cree culta, pero es imprescindible para un futuro médico, porque
la medicina es un apostolado. Dostoyevsky, el padre de la novela sicológica,
una vez dijo: si en el más allá me preguntan qué ha hecho el hombre, guardaré
silencio y mostraré un ejemplar de Don Quijote.
Según Arturo
Uslar Pietri, Simón Bolívar revolucionó la lengua española por sus conceptos
precisos y sus apreciaciones e interpretaciones geniales en el momento exacto.
Cuando el Libertador llegó a su última morada, a la Quinta de San Pedro
Alejandrino, indagó por libros a su dueño, don Joaquín de la Mier ( porque
Bolívar era un lector a tiempo completo) éste le contestó apenado: mi
biblioteca es muy pobre. Bolívar , luego de revisar el estante con los
volúmenes, expresó: su biblioteca es muy rica, tiene a Rousseau, que describe
al hombre como es, y a Cervantes que en su Quijote describe al hombre como
debería ser.
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